MATRIMONIO A LA ITALIANA

Con la misma ilusión que tenía de niño cuando en el coche de mis padres sonaba esta canción al emprender un viaje, muñeca de trapo y yo estamos ultimando los preparativos para que coger un avión destino Milán.

Después de bastantes meses sin salir de Madrid y de algún viaje frustrado gracias al trabajo, nada ni nadie impedirá que cojamos la mochila y atravesemos el mediterráneo dispuestos a patear todas las calles de la capital de la moda.
Por supuesto visitaremos más de una vez Il Duomo, catedral por antonomasia de la bela Italia.

También hay bastantes mercadillos interesantes el fin de semana y dicen que cada dos pasos te encuentras con una iglesia cada cual más bonita.

Y por lo visto la gente es superestilosa así que espero que nosotros, aunque nos camuflemos de matrimonio a la italiana, no llamemos mucho la atención.

Supongo que ya no veremos imágenes neorrealistas como las que llevó al cine Fellini o fotografió Mario De Biasi, pero veremos otras más actuales con el mismo encanto. Italia es un país lleno de rinconcitos mágicos de los que disfrutar.

Estoy seguro que Milán es una ciudad romántica, monumental y cautivadora. Ya contaré en mi siguiente historia lo que esta mítica urbe ha regalado a mi retina. Sólo confío en no titular mi hoja de bitácora como la segunda parte de la película que titula ésta… ¡Divorcio a la Italiana! Seguro que no, Patricia y yo somos buenos compañeros de viaje.

El verano es joven y está a punto de empezar. Nos espera una temporadita de sol, aviones, paseos por Europa, habitaciones de hotel, compras en bazares, miradas al horizonte, cantos desde minaretes, millones de historias que contar y descanso; mucho descanso ¿Puede haber algo mejor?