martes, 29 de agosto de 2006

UN DOMINGO CUALQUIERA


El domingo pasado ya fue un domingo cualquiera. Al día siguiente ya había que ir a trabajar y volver a la realidad. Yo sólo me he ido una semana de vacaciones. La verdad es que la he exprimido al máximo y se me ha hecho bastante larga pero, para que nos vamos a engañar, sólo era una semana. Aún así, me he solidarizado con el espíritu que se respira estos días en el ambiente. En la cara de la gente se ve la depresión post-vacional; las vacaciones de verano se han acabado para casi todos los mortales que regresamos al fresquito, a los madrugones, al metro y al autobús, a la tele por la noche, a los rápidos desayunos y a las insanas comidas. Volvemos a los parques llenos de hojas, a la manga larga, a la manta, la bufanda, a operación triunfo y gran hermano, a los atascos, al parabrisas, a la liga de fútbol, a no encontrar sitio para aparcar y a la cola del carrefour.
Pero bueno, no todo es malo. También retomamos y disfrutamos esos pequeños placeres que sólo se disfrutan cuando el sol deja de ser el rey como un cafetito caliente, como los cinco minutos más que nos regalamos por las mañanas en la cama o como las pelis que vemos en el sillón de casa tapados con una mantita.Como con todo lo que ofrece la vida hay que saber disfrutar de lo que hay y no torturarnos con lo que hubo, podría haber o habrá. Disfrutemos del otoño como lo hemos hecho del verano. Porque si lo piensas un poco puedes cambiar de opinión como yo lo he hecho en menos de cinco minutos y llegar a la conclusión de que ningún domingo es un domingo cualquiera.

2 comentarios:

Anita dijo...

No nos has desvelado su viste a Kylie??? Espero que si hiciste lo del baile te grabaras, porque vas al número 1 de Tv Top (la sección la eliges tu, jeje). Seguro que lo pasaste genial en las pitiusas, yo espero ir en septiembre.
Ah!Que tal la terminal 4?? Lo mejor: Tiene Mc Donald. Lo peor: esta en el quinto coñ...

Mil besos

Anónimo dijo...

El domingo es volver a la realidad, lo irreal es el puto curro, que te roba cada día un montón de horas.
Lo peor es que esa realidad acaba pronto y es lo que te crea desazón.

POR UNA SEMANA DE SIETE DOMINGOS Y SUS SABADOS CORRESPONDIENTES.