MIENTRAS DORMÍAS

A la gente le gusta que empiece a hacer fresquito por las noches de agosto porque así duerme mejor. Tal vez soy raro pero a mi me pasa justo lo contrario. Llevo una semanita en la que me cuesta mucho coger el sueño. La verdad es que nunca hubiera pensado que iba a echar de menos el calor... ¡con lo mucho que me gusta el invierno!. Hasta que consigo dormir me quedo tumbado en la cama sin nada más que hacer que mirar y abrazar a la mujer de mis sueños.
Desvelado pienso en ella, en todo lo que me da y en lo mucho que nos queda por vivir juntos. Recuerdo como nos enamoramos y lo que hemos pasado juntos. Me vienen a la memoria pequeños detalles e intensos momentos que hemos compartido; todo lo que nos hemos reido y llorado. Las escapaditas que hemos hecho, las canciones que hemos cantado, los abrazos que nos hemos dado... de repente se mueve, se gira y comienza a respirar más fuerte. Me rio, le vuelvo a abrazar y le sigo contando a sus sueños lo mucho que la quiero y todo lo que haría por ella.

Mientras ella está en su onírico mundo de nubes, helados y mariposas yo no puedo evitar mirarla cada noche y oler su pelo mientras la rodeo con mis brazos. No existe forma mejor de dormirse. Porque antes de dormirme ya estoy soñando con ella...
Gracias por todo, por haberme dado calorcito en las frías madrugadas de agosto y por escuchar mis sueños despiertos mientras dormías.