APARTAMENTO PARA TRES

Os presento los últimos coletazos de los regalos que le hice a Patricia por nuestro tercer puente de mayo cogidos de la mano.
Éste que veis en la foto es Trapo. Un pececito de ojos enormes, cariñoso, juguetón y entrañable que llenó nuestra casita de color (más, si cabe).

Trapo: un ser independiente, observador y a veces un poco esquizofrénico, ¡pero tan mono!
Le cuidamos, le mimamos, le pusimos piedrecitas de colores, le cambiamos el agua cada 2 ó 3 días como nos dijeron y le dimos de comer sus raciones adecuadas a diario. Pero la tragedia era inevitable. Compré a Trapo y Patricia lo recibió sabiendo que Trapo no iba a ser eterno. Pero las cosas como son; una cosa es la eternidad y otra son diez días. ¡Trapo se nos murió a las dos semanas! Con el cariño que le cogimos… nos dio tanta penita.
Después de ofrecerle una sepultura como él sólo se merecía en el jardincito que tenemos frente a nuestro portal, nos fuimos de compras para superar la pérdida.

Y creo que fue el vacío que dejó Trapo en nuestro apartamento el que hizo que tuviéramos la necesidad de tener otra presencia en casa.
Adoptamos a Betty; una figura que mide unos 50 centímetros, tiene un cabezón tamaño familiar y cada vez que pasas frente a ella te dice algo bonito gracias a un sensor de presencia. No es un ser vivo, pero acompaña. Cuando volvemos a casa después de trabajar nos hace mucha ilusión escuchar su vocecita diciendo cosas como: “Heeeello sweety!” o “I´m Betty Boop boop boop bi doo”.

Eso sí por las mañanas al levantarme me pega unos sustos que me espabilo isofacto . Espero que la Betty no se nos rompa porque entonces ya no tendríamos más remedio que ir a por el niño y eso que la reina de la casa no está por la labor…..... pero tiempo al tiempo.