Despertador. Trabajar. Cenar. Dormir. Despertador. Trabajar. Cenar. Dormir. Despertador. Trabajar. Cenar. Dormir. Y así una y otra vez, uno y otro día. ¿Me estoy perdiendo algo? ¿Así va a ser mi vida hasta que me jubile a los 65 años? En ocasiones tengo la sensación de estar perdiendo el tiempo. Un tiempo que cada vez me da más miedo por lo rápido que pasa. Me siento como Bill Murray en “Atrapado en el tiempo” intentando escapar del mismo día contemplando las mismas rutinas y errores cada jornada sin poder hacer nada para remediarlo. A veces uno tiene ganas de liarse la manta a la cabeza y mandar las rutinas a donde no pueda verlas… pero, para qué vamos a engañarnos, las rutinas son necesarias para vivir.
Menos mal que en el horizonte diviso cortos pero buenos momentos durante los fines de semana y mejores aún en la cercana Navidad. Tengo una cita con la ciudad de la luz y del amor y, allí, ningún minuto se repite. Cada segundo será irrepetible y pensar en los instantes en los que romperé con el día a día hace que dedique menos tiempo a la rutina de pensar en mis rutinas. Soñando con el fin de semana, las luces de Navidad y con París despido a esta historia, que hoy para escribir no tengo más tiempo.
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2 comentarios:
La verdad es que ultimamente me siento muy identificada con esto. A ver si llega el puente y las vacaciones. Hasta entonces, siempre nos quedara Paris.
Exacto Leonidas. Lo has plasmado tal y como es, y además, me has "robado" el tema del que iba a escribir en mi próximo artículo de mi blog.
Te dejo, que tengo prisa.... como siempre para variar.
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