lunes, 17 de diciembre de 2007

LA FUERZA DEL DESTINO

Una de las noticias musicales del año es la separación del grupo “La oreja de Van Gogh”. De una de sus canciones, aunque retocándola un poquito, tomo prestada una frase para comenzar esta última historia del año: “En un día de éstos en que suelo pensar hoy va a ser el año menos pensado”.


Como el barbero decía a Hanna en el Gran dictador: “Hanna, ¿puedes oírme? Donde quiera que estés mira a lo alto, Hanna. Las nubes se alejan. El sol está apareciendo… Mira a lo alto, Hanna. Al alma del hombre le han sido dadas alas y al fin está empezando a volar. Está volando hacia el arco iris, hacia la luz de la esperanza, hacia el futuro: un glorioso futuro que te pertenece a ti, a mí, a todos. Mira a lo alto, Hanna. Mira a lo alto."
¿Existe el destino?, ¿tenemos marcado nuestro futuro desde que nacemos o vamos construyéndolo con nuestros pasos? La verdad es que no lo sé con certeza. Supongo que hay hechos que provocamos con nuestros actos pero hay historias que tienen que suceder, y por mucho que deseemos con todas nuestras fuerzas que no sucedan, acaban sucediendo. El destino tenía escrito en sus páginas que en este año que está a punto de acabar, llegara a su fin una historia y comenzaran otras que han hecho del 2007 un año del que no querré acordarme. Por eso, quiero mirar hacia arriba.

De este año me llevo lo bueno y pretendo olvidar lo malo. Quiero guardar en mi memoria el cariño, la unión y los los rincones del mundo que he conocido. Quiero olvidar lo triste que es despedirse para siempre de alguien que quieres y lo duro que es a veces tenerse que levantar de la cama. Haciendo balance de los últimos 12 meses, lo único que saco en claro es que prefiero mirar hacia delante y desear que todo vaya mejor en los 12 próximos.

Quiero levantar la vista y mirar de frente a mi destino. Mirar hacia arriba y hacia delante para ver como se despeja el cielo y los rayos de sol acarician mi cara. No quiero mirar hacia atrás, sólo hacia el futuro y ver momentos compartidos y nuevos destinos conocidos. Ver más aire fresco, menos televisión, más cine y más risas. Ver más cenas con los amigos, más ratos con mi hermano y mis abuelos. Más cafetitos con mis padres, menos trabajar y más tiempo para mi y para la niña de mis ojos. Quiero ver más comprensión, más transigencia y menos reproches. Ver crecer a los pequeños y envejecer a los viejos.

Como dijo la hermana de mi abuela María al final del último verano: "Vivir para ver". Eso le pido al 2008.




jueves, 13 de diciembre de 2007

REBELDES

Parece que fue ayer cuando teníamos 16 años. Años de instituto, nuevas experiencias y falsa rebeldía. Nos creíamos los más modernos, los más listos y los más luchadores. No entendíamos la vida burguesa de nuestros padres y ni se nos pasaba por la cabeza que unos cuantos años atrás ellos fueron, al igual que nosotros, los más rebeldes.
Dentro de los rebeldes, éramos de los más empollones y normales. Salíamos por la tarde y llegábamos por la noche, en el último metro. Nos pasábamos horas hablando en cualquier banco comiendo pipas y fumando nuestros primeros cigarros. En las noches de fin de semana nos conformábamos con poco y salíamos a celebrar que hoy era hoy bebiendo calimocho peleón sentados en algún parque de Malasaña. Salíamos a comernos las calles con 500 pesetas en el bolsillo y toda la energía e inconsciencia que da la adolescencia. Eran días de palmeras, chucherías y bocatas de tortilla en el recreo. Fue un tiempo en el que mirabas a tu alrededor y veías primeros besos, primeros botellones, primeros móviles, primeras pellas y primero de casi todo.




Creíamos que íbamos a la última con nuestro pantalón y nuestras camisetas 4 tallas más grandes. Los más valientes se ponían piercings y tatuajes convirtiéndose en los mayores del grupo. Era imprescindible llevar una cinta de Nirvana en el walkman. Si no calzabas unas Doc Martins, no llevabas pantalones de pana y en tu armario no había una camiseta de El Che no eras nadie. Quemábamos, como si fuera nuestro último día en el mundo, tardes y noches de amistad y risas. Miro hacia atrás y, con añoranza y cariño, recuerdo aquellos días de tonta rebeldía por la que había que pasar.



Fue antes de encontrarnos de golpe con la realidad y entender que la vida es totalmente diferente a todo aquello. Antes de que nos importara lo realmente importante. Antes de anhelar una vida fácil que juramos nunca desear. Y antes de comprender que el más rebelde no es el que lleva el pelo más largo, los pantalones más caídos y que vive como Dios, sino el que discretamente lucha contra las injusticias que hay en el mundo.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

CASABLANCA

La historia de amor más universal del cine cumple 65 años. El café de Rick, el vestido azul de Ilsa y la templanza de Louis, el prefecto de policía, están de aniversario. Esta semana celebramos las 65 primaveras del piano de Sam, de la muerte de Ugarte y del reencuentro y la separación de un amor en tiempos de guerra.

Hace 65 años todo un local entonó con emoción la marsellesa y Víctor Laszlo se tragó su orgullo masculino por la mujer que amaba. Hoy es un día para recordar que nadie nunca ha fumado como Rick y nadie ha llevado mejor un sombrero como Ilsa en el aeropuerto. Una fecha en la que no podemos olvidar lo profundo a lo que puede llegar una canción ni el daño que hacen los triángulos amorosos.

Celebremos el aniversario de las miradas que decían más que las palabras entre Rick e Ilsa. Casablanca ha llegado a la edad dorada y con ella llega el recuerdo de el tiempo que pasa y del “siempre nos quedará París”.


La película de las películas, dirigida en 1942 por Michael Curtiz y magistralmente interpretada por Humphrey Bogart, Ingrid Bergman, Paul Henreid y Claude Rains, se ha convertido en un mito porque representa fielmente dos sentimientos: la incertidumbre de la postguerra y la pasión con la que retumban, como si fueran tambores de batalla, los latidos que unen dos corazones.

Hace 65 años comenzó una buena amistad entre Louis y Rick, entre la paz y la guerra, entre el cine y el mundo y entre el amor y el desamor. Una amistad que yo siempre mantendré con esta película por mucho que el tiempo pase.

jueves, 22 de noviembre de 2007

EL FENÓMENO

Hay personas que parecen que van a estar en el mundo para siempre. Hay celebridades que llevan habitando en la memoria toda la vida y que forman parte de la cultura de varias generaciones como las calles de tu ciudad o la radio. Y parece que esas personas nunca se van ir hasta que se van.
Los periódicos titulan que ha muerto el último maestro y no cabe ninguna duda de que es una gran verdad. Fernando Fernán Gómez siempre estuvo allí y, gracias a su trabajo, siempre estará allí. Unos meses antes de fallecer le preguntaron cómo quería que se le recordara. Él contestó que para su vanidad, era suficiente que simplemente le recordaran. Y se le recordará por sus películas, sus obras de teatro, sus bicicletas para el verano, sus libros y sus ladrones en la oficina. Era actor, director, académico de la lengua, escritor, dibujante y poeta.


Como todos los genios tenía un punto de locura que le hacía único. Y quizás sea porque se acaba de ir, pero sus allegados dicen que era un bueno con fama de malo. El padre de las chicas de “Belle epoque” también afirmó que con el paso del tiempo no se había estropeado porque nunca fue guapo y musculado, así que, nunca echó de menos lo que no tuvo. Pero el mundo del cine sí le tuvo y, cayera mejor o peor, se va a echar de menos a Fernando Fernán Gómez. Un cómico que fue y será una parte más que importante de la cultura de nuestro país. Ahora le toca escuchar decenas de halagos y homenajes. Y esté donde esté mandará a todos a la mierda porque como decía mi abuela, las flores en vida.

lunes, 19 de noviembre de 2007

OBRA MAESTRA

Hay días que uno prefiere pintar una vida nueva y otros simplemente colorear lo que ya está dibujado.

Hay domingos en los que apetece tener un día de tonos grises y azules y pasar las horas sin abrir los ojos. En cambio, hay otros en los que se ve la vida como es en realidad, con sus claros, sus oscuros y todo el color que ofrece.

Y en esos días, si miras las nubes no sólo ves el color blanco, sino decenas de tonalidades como lo hacía Scarlett Johanson en “La joven de la perla” cuando miraba al horizonte junto al pintor Johanes Vermeer.


Hay domingos en los que a uno le apetece madrugar y contemplar las pinceladas que el sol da al centro de Madrid en una mañana de otoño. Las calles de la ciudad se convierten en trazos llenos de luz y limpieza que convierten a la ciudad del 2 de mayo en una obra de arte. El día de ayer amaneció con una paleta llena de hojas secas, frío, personas cercanas, cuadros, paseos, fotos en blanco y negro, aceras llenas de gente y autobuses de los años sesenta. Con mi pincel y toda esta gama cromática sacada de mi paleta dibujé un gran domingo que hoy plasmo en este lienzo que expongo en mi museo de historias.

Y como firma de este cuadro, mi pincel termina por trazar la recomendación de visitar el Museo Reina Sofía. Y si puede realizarse en buena compañía, como yo hice en mi domingo pintado, mejor que mejor.

jueves, 15 de noviembre de 2007

ATRAPADO EN EL TIEMPO

Despertador. Trabajar. Cenar. Dormir. Despertador. Trabajar. Cenar. Dormir. Despertador. Trabajar. Cenar. Dormir. Y así una y otra vez, uno y otro día. ¿Me estoy perdiendo algo? ¿Así va a ser mi vida hasta que me jubile a los 65 años? En ocasiones tengo la sensación de estar perdiendo el tiempo. Un tiempo que cada vez me da más miedo por lo rápido que pasa. Me siento como Bill Murray en “Atrapado en el tiempo” intentando escapar del mismo día contemplando las mismas rutinas y errores cada jornada sin poder hacer nada para remediarlo. A veces uno tiene ganas de liarse la manta a la cabeza y mandar las rutinas a donde no pueda verlas… pero, para qué vamos a engañarnos, las rutinas son necesarias para vivir.

Menos mal que en el horizonte diviso cortos pero buenos momentos durante los fines de semana y mejores aún en la cercana Navidad. Tengo una cita con la ciudad de la luz y del amor y, allí, ningún minuto se repite. Cada segundo será irrepetible y pensar en los instantes en los que romperé con el día a día hace que dedique menos tiempo a la rutina de pensar en mis rutinas. Soñando con el fin de semana, las luces de Navidad y con París despido a esta historia, que hoy para escribir no tengo más tiempo.

viernes, 9 de noviembre de 2007

MUJERCITAS

Alzo mi copa por los años cumplidos en el mes de Noviembre.
Brindemos por dos primas y hermanas que se han convertido en dos fuertes mujercitas.
Pido un brindis por Belén, una mujercita que emana bondad, paz, serenidad, paciencia, cariño, fortaleza e integridad de pies a cabeza. Brindo por ella, una madre más que trabajadora que se merece todo lo mejor no sólo en Noviembre, sino durante todo el año.
Bebo hasta la última gota de mi copa por Almudena, la mujercita más pequeña pero con el corazón más grande. Un corazón lleno de sensibilidad, arte, tenacidad y cariño. No pierdas nunca esa ilusión tan grande y contagiosa que tienes por la vida y que se refleja siempre en tus ojos.

Unamos nuestras copas por ellas y por su labor en la vida. Por Belén y por su mimo hacia las personas cuando aún no han dado ni sus primeros pasos. Por Almudena y por el cuido que pone en su trabajo con las personas que se encuentran al final del camino.
Qué suenen nuestras copas por todos los meses de noviembre que aún les quedan a mis primas hermanas por cumplir.
Brindo por las navidades juntos, las comidas en la curva, la disco party, los aguinaldos, los villanciscos, el viaje a Bruselas y la llegada al mundo de Alejandro.
Y, aunque no hayan nacido en Noviembre, pido un último chin chin por las otras mujercitas que rodean a Belén y Almudena y que les ayudan y arropan en todo momento.
¡Salud mujercitas!

lunes, 5 de noviembre de 2007

EL AMOR PERJUDICA SERIAMENTE LA SALUD

Amar no es fácil.
Amar es mirar a los ojos como el primer día. Amar es echar de menos. Amar es discutir y no ponerse de acuerdo. Amar es ahorrar para comprarse una casa. Amar es seguir teniendo detalles de cariño aunque la rutina sea fuerte. Amar es recoger la ropa sucia del otro. Amar es sentir y padecer. Amar es limpiar la pasta de dientes del lavabo y del espejo. Amar es barrer los millones de pelos que de la cabeza van al suelo. Amar es esperar durante horas a que el amante llegue del trabajo. Amar es limpiarle la baba al abuelo de tu media naranja. Amar es tragarte el orgullo. Amar es aceptar lo que no compartes con el ser amado y los suyos. Amar es aguantar dolores y malos olores. Amar es soportar las aficiones que no te gustan. Amar es tener la cena preparada y la mesa puesta a las tantas de la noche. Amar es sentir miedo al abandono. Amar es permanecer al lado del amante cuando sus ojos son lágrimas. Amar es recordar tiempos mejores esperando que vuelvan. Amar es pedir perdón y dar las gracias.
Amar es fumarse un cigarrillo a medias y andar a saltos entre el tráfico.
¿Quien dijo que amar es lo más bonito del mundo? No lo sé, pero tenía razón. Porque el amor es la única fuerza en el mundo capaz de convertir lo difícil en llevadero y lo feo en bello. Si amar es compartir, qué desgraciados son los que no comparten.

lunes, 29 de octubre de 2007

LA FUERZA DEL CARIÑO

El viernes por la noche toda mi vida pasó frente a mis ojos. Es curioso como tus ángeles de la guarda, los seres que más te quieren en el mundo y con más tesón te protegen de lo malo con sus grandes alas, pueden resumir toda tu existencia en 30 hojas de un libro mágico. Mis ángeles desempolvaron la caja de oro y de ella sacaron unas cuantas fotos, dibujos, cartas y sentimientos que, acompañadas por unas preciosas palabras, me llegaron a lo más profundo del corazón. El regalo mágico fue creado por mis ángeles para festejar mi nueva vida en compañía de otro ángel al que quieren como una hija. Un regalo que me ha unido aún más si cabe a mis ángeles y me hace sentir querido, abrigado y en consecuencia más fuerte. Si la felicidad existe, debe ser algo parecido al viernes por la noche.

lunes, 22 de octubre de 2007

DOS EN LA CARRETERA

Y vaya dos. Llevan compartiendo camino en la carretera más de 37 años; turnándose al volante en el mismo coche 33. La semana pasada se celebró el trigésimo tercer aniversario de bodas de mis padres. Una fecha para festejar aunque a ellos no les hace que el calendario marque el 18 de octubre para darse un homenaje. Cada día conmemoran la fecha planeando juntos la conquista de nuevos destinos, haciendo realidad sus sueños y pateándoselos más tarde.


Mis padres celebran su aniversario manteniéndose cerca el uno del otro aunque de vez en cuando encuentren algún bache en el camino. Siempre han respetado los “ceda el paso” y nunca han sobrepasado el límite de velocidad. Mientras otros han corrido ellos han ido despacito y, aún así, han llegado siempre los primeros. Mis padres jamás han derrochado dinero en sus paradas para estirar las piernas. Un bocadillo y un buen café les ha bastado. Por eso, nunca se han quedado sin gasolina; siempre tienen el depósito lleno.



Mis padres siempre han estado pendientes el uno del otro y cuando a alguno se le ha olvidado ponerse el cinturón, el otro se lo ha recordado. Ya han pasado el kilómetro 33 de la carretera que han decidido recorrer juntos. Y con la radio entonando el "I love you baby" de Andy Williams, siguen haciendo kilómetros con el espíritu joven del día en que se conocieron porque saben que aún tienen mucho camino por delante. Sois un ejemplo para los que llevamos poquitos kilómetros recorridos. Feliz Aniversario.

martes, 16 de octubre de 2007

AMANECE QUE NO ES POCO

En unos días las horas no serán las mismas. El tiempo retrocede y nuestras vidas lo harán con él. Nuestras mentes y nuestros cuerpos se tendrán que adaptar al nuevo horario por el que se regirá nuestro día a día. Y lo que más voy a echar de menos a partir del lunes que viene es ver amanecer.
Cada mañana salgo de casa en la noche y llego al trabajo en pleno día. En el trayecto que me lleva a mi cueva particular veo desde la ventana del tranvía como amanece el nuevo Madrid. Cada paso que doy se ilumina más y más y es increíble observar como la luz varía en segundos. Cada mañana veo nacer al sol y el comienzo de un nuevo día que, quien sabe, quizá cambie mi vida.
Y este es un tema que llevo pensando bastante tiempo. De golpe y porrazo te puedes encontrar siendo un padre de familia numerosa, postrado en una cama, multimillonario, viviendo en un albergue, perdido, de jefazo, en la calle, solo o viviendo en un rincón del mundo que jamás pensaste conocer. De un día para otro te puedes ver discutiendo con el amor de tu vida sobre si esto es mío o esto es tuyo. Cada mañana pienso que la vida da muchas vueltas pero, al mismo tiempo, cada mañana el sol me cuenta que pase lo que pase va seguir saliendo. Haga lo que haga, tome la decisión que tome sobre lo banal o lo importante el sol siempre iluminará mi camino al amanecer. Y espero tener esto muy presente cuando me vea en lo profundo de un oscuro pozo. Pensaré que a la mañana siguiente amanecerá para mi y para todos; y eso es mucho.

miércoles, 10 de octubre de 2007

LA GANADORA

Si miro hacia el futuro no veo a la muerte, pero cuando me encuentre con ella espero mirarla a los ojos con respeto y estar rodeado de tanto amor como lo ha estado mi abuela. Al acabar la primavera, mi abuela María se cansó de luchar contra el cáncer. Muchos años de recaídas y pocas fuerzas acabaron por agotarla. Pero mi abuela era y es la persona con la naturaleza más fuerte que nunca conoceré. Su corazón siguió latiendo con tenacidad y vigor hasta el último momento.
Mi abuela María nunca le tuvo miedo a la muerte. En cuanto tiró la toalla en su batalla contra la enfermedad, se enfrentó al final con serenidad, paciencia, dignidad y toda la paz que puede haber en un ser humano. Y eso sólo pueden hacerlo las personas que tienen el alma limpia.

Mi abuela era buena, tenaz, tranquila, paciente, discreta, sencilla, cariñosa, preocupada, atenta, muy educada y tremendamente fuerte. Siempre ha escuchado más que hablado y siempre ha dado sin recibir a cambio. Perdonaba sin que la tuvieran que pedir perdón. Ponía la mejor cara que podía en todo momento y jamás le escuché decir una palabra más alta que otra. Mi abuela siempre ha sufrido en el silencio los que otros hubieran gritado a los cuatro vientos y nunca ha necesitado nada material. Le bastaba con que fuéramos buenos cada 22 de septiembre. Mi abuela María tenia una letra preciosa y no le gustaba cocinar pero siempre recordaré sus muslitos de pollo y sus deliciosas gachas.


Mi abuela María fue una joven modistilla y su arte con la aguja le ayudó a tejer una familia de costuras fuertes que la ha arropado hasta su último suspiro. Cada uno de nosotros hemos tenido en lo que han sido sus últimos días un ratito especial junto ella. El mío fue dos días antes de que se fuera. En uno de sus "despertares" me miró a los ojos, me cogió la mano y estuvimos hablando un ratito. Cuando los ojos, la boca y los oídos están más cerca del cielo que de la tierra hablan los corazones. Mi corazón se despidió del suyo y le dijo en voz bajita muchos buenos deseos que se habrá llevado allá donde ha ido; espero que nunca los olvide.



Me has enseñado tanto abuela. Nos has enseñado tanto a todos. Sobre todo en estos últimos días. Contigo he aprendido a ser fuerte y valiente. A enfrentarme a los miedos con templanza y dignidad. Me has enseñado a saber que muchas veces hablar sin decir nada no tiene sentido y a comprender que si a lo largo de tu vida vives para los demás, cuando lo necesites, los demás van a vivir por ti. Me has enseñado que triunfar no es ganar más dinero, ascender en el trabajo, tener un coche más grande o una casa más cara. Triunfar en la vida es irte como tú lo has hecho. Has sido un ejemplo de valentía, honradez y dignidad para todos nosotros.


Cuando tu llama se apagó del todo estabas rodeada por tus hijos, tu hermana, tu marido y tus nietos. En esa habitación había tanto cariño, amor y respeto hacia ti que debiste irte orgullosa y con la felicidad que da el encontrar la paz con uno mismo y con la vida. Tu manera de estar en el mundo y de vivir la vida te ha convertido en una ganadora. Mi ganadora. Te has ganado el amor de tu familia que te querrá siempre. Te has ganado el cielo abuela.