lunes, 29 de octubre de 2007

LA FUERZA DEL CARIÑO

El viernes por la noche toda mi vida pasó frente a mis ojos. Es curioso como tus ángeles de la guarda, los seres que más te quieren en el mundo y con más tesón te protegen de lo malo con sus grandes alas, pueden resumir toda tu existencia en 30 hojas de un libro mágico. Mis ángeles desempolvaron la caja de oro y de ella sacaron unas cuantas fotos, dibujos, cartas y sentimientos que, acompañadas por unas preciosas palabras, me llegaron a lo más profundo del corazón. El regalo mágico fue creado por mis ángeles para festejar mi nueva vida en compañía de otro ángel al que quieren como una hija. Un regalo que me ha unido aún más si cabe a mis ángeles y me hace sentir querido, abrigado y en consecuencia más fuerte. Si la felicidad existe, debe ser algo parecido al viernes por la noche.

lunes, 22 de octubre de 2007

DOS EN LA CARRETERA

Y vaya dos. Llevan compartiendo camino en la carretera más de 37 años; turnándose al volante en el mismo coche 33. La semana pasada se celebró el trigésimo tercer aniversario de bodas de mis padres. Una fecha para festejar aunque a ellos no les hace que el calendario marque el 18 de octubre para darse un homenaje. Cada día conmemoran la fecha planeando juntos la conquista de nuevos destinos, haciendo realidad sus sueños y pateándoselos más tarde.


Mis padres celebran su aniversario manteniéndose cerca el uno del otro aunque de vez en cuando encuentren algún bache en el camino. Siempre han respetado los “ceda el paso” y nunca han sobrepasado el límite de velocidad. Mientras otros han corrido ellos han ido despacito y, aún así, han llegado siempre los primeros. Mis padres jamás han derrochado dinero en sus paradas para estirar las piernas. Un bocadillo y un buen café les ha bastado. Por eso, nunca se han quedado sin gasolina; siempre tienen el depósito lleno.



Mis padres siempre han estado pendientes el uno del otro y cuando a alguno se le ha olvidado ponerse el cinturón, el otro se lo ha recordado. Ya han pasado el kilómetro 33 de la carretera que han decidido recorrer juntos. Y con la radio entonando el "I love you baby" de Andy Williams, siguen haciendo kilómetros con el espíritu joven del día en que se conocieron porque saben que aún tienen mucho camino por delante. Sois un ejemplo para los que llevamos poquitos kilómetros recorridos. Feliz Aniversario.

martes, 16 de octubre de 2007

AMANECE QUE NO ES POCO

En unos días las horas no serán las mismas. El tiempo retrocede y nuestras vidas lo harán con él. Nuestras mentes y nuestros cuerpos se tendrán que adaptar al nuevo horario por el que se regirá nuestro día a día. Y lo que más voy a echar de menos a partir del lunes que viene es ver amanecer.
Cada mañana salgo de casa en la noche y llego al trabajo en pleno día. En el trayecto que me lleva a mi cueva particular veo desde la ventana del tranvía como amanece el nuevo Madrid. Cada paso que doy se ilumina más y más y es increíble observar como la luz varía en segundos. Cada mañana veo nacer al sol y el comienzo de un nuevo día que, quien sabe, quizá cambie mi vida.
Y este es un tema que llevo pensando bastante tiempo. De golpe y porrazo te puedes encontrar siendo un padre de familia numerosa, postrado en una cama, multimillonario, viviendo en un albergue, perdido, de jefazo, en la calle, solo o viviendo en un rincón del mundo que jamás pensaste conocer. De un día para otro te puedes ver discutiendo con el amor de tu vida sobre si esto es mío o esto es tuyo. Cada mañana pienso que la vida da muchas vueltas pero, al mismo tiempo, cada mañana el sol me cuenta que pase lo que pase va seguir saliendo. Haga lo que haga, tome la decisión que tome sobre lo banal o lo importante el sol siempre iluminará mi camino al amanecer. Y espero tener esto muy presente cuando me vea en lo profundo de un oscuro pozo. Pensaré que a la mañana siguiente amanecerá para mi y para todos; y eso es mucho.

miércoles, 10 de octubre de 2007

LA GANADORA

Si miro hacia el futuro no veo a la muerte, pero cuando me encuentre con ella espero mirarla a los ojos con respeto y estar rodeado de tanto amor como lo ha estado mi abuela. Al acabar la primavera, mi abuela María se cansó de luchar contra el cáncer. Muchos años de recaídas y pocas fuerzas acabaron por agotarla. Pero mi abuela era y es la persona con la naturaleza más fuerte que nunca conoceré. Su corazón siguió latiendo con tenacidad y vigor hasta el último momento.
Mi abuela María nunca le tuvo miedo a la muerte. En cuanto tiró la toalla en su batalla contra la enfermedad, se enfrentó al final con serenidad, paciencia, dignidad y toda la paz que puede haber en un ser humano. Y eso sólo pueden hacerlo las personas que tienen el alma limpia.

Mi abuela era buena, tenaz, tranquila, paciente, discreta, sencilla, cariñosa, preocupada, atenta, muy educada y tremendamente fuerte. Siempre ha escuchado más que hablado y siempre ha dado sin recibir a cambio. Perdonaba sin que la tuvieran que pedir perdón. Ponía la mejor cara que podía en todo momento y jamás le escuché decir una palabra más alta que otra. Mi abuela siempre ha sufrido en el silencio los que otros hubieran gritado a los cuatro vientos y nunca ha necesitado nada material. Le bastaba con que fuéramos buenos cada 22 de septiembre. Mi abuela María tenia una letra preciosa y no le gustaba cocinar pero siempre recordaré sus muslitos de pollo y sus deliciosas gachas.


Mi abuela María fue una joven modistilla y su arte con la aguja le ayudó a tejer una familia de costuras fuertes que la ha arropado hasta su último suspiro. Cada uno de nosotros hemos tenido en lo que han sido sus últimos días un ratito especial junto ella. El mío fue dos días antes de que se fuera. En uno de sus "despertares" me miró a los ojos, me cogió la mano y estuvimos hablando un ratito. Cuando los ojos, la boca y los oídos están más cerca del cielo que de la tierra hablan los corazones. Mi corazón se despidió del suyo y le dijo en voz bajita muchos buenos deseos que se habrá llevado allá donde ha ido; espero que nunca los olvide.



Me has enseñado tanto abuela. Nos has enseñado tanto a todos. Sobre todo en estos últimos días. Contigo he aprendido a ser fuerte y valiente. A enfrentarme a los miedos con templanza y dignidad. Me has enseñado a saber que muchas veces hablar sin decir nada no tiene sentido y a comprender que si a lo largo de tu vida vives para los demás, cuando lo necesites, los demás van a vivir por ti. Me has enseñado que triunfar no es ganar más dinero, ascender en el trabajo, tener un coche más grande o una casa más cara. Triunfar en la vida es irte como tú lo has hecho. Has sido un ejemplo de valentía, honradez y dignidad para todos nosotros.


Cuando tu llama se apagó del todo estabas rodeada por tus hijos, tu hermana, tu marido y tus nietos. En esa habitación había tanto cariño, amor y respeto hacia ti que debiste irte orgullosa y con la felicidad que da el encontrar la paz con uno mismo y con la vida. Tu manera de estar en el mundo y de vivir la vida te ha convertido en una ganadora. Mi ganadora. Te has ganado el amor de tu familia que te querrá siempre. Te has ganado el cielo abuela.