
Billy Elliot cogió un autobús junto a su padre y salió de su pueblo en el que sólo se le ofrecía un pico y un puesto en la mina para irse a Londres a aprender y a triunfar.
Al igual que el pequeño bailarín toda persona debería ir a la ciudad bañada por el Támesis para bailar por sus calles y con su gente. En Londres se mezclan razas, nacionalidades, sexos... hay tal variedad humana en la pista de baile londinense que es imposible no sentirte cómodo.

En ella también se mezcla el cine, la música y el teatro. Los carteles que iluminan sus calles son los de musicales como Cabaret, Sonrisas y lágrimas, Evita o, como no, Billy Elliot. Londres es puro espectáculo. En ella aprendes a convivir y a moverte gracias a su ritmo y su perfecta puesta en escena. Miradme subido a la farola al más puro estilo Gene Kelly en Cantando bajo la lluvia, pero sin lluvia menos mal.

Estuvimos en Portobello, en Camdem Town, en Picadilly Circus, Trafalgar, la Calle Oxford, el barrio chino, en el ojo de Londres, el Big Ben... bueno, en todo lo que se ve en las fotitos. También estuvimos al más puro estilo freaki de la vida en el estreno de Casino Rolyal 007, la nueva peli de James Bond. Bueno, mejor dicho a la puerta del estreno. A la “premiere” fue la Reina Isabel (muy fuerte todo) a la que vimos en su megacoche de estado saludando a diestro y siniestro. Hicimos una foto y, aunque el reinamóvil tenía más luces que una feria para que se la viera bien, la foto ha salido movida, borrosa y mal fatal... pero bueno, queda en la retina.

Al igual que la melena rubia oxigenada y el contoneo de Paris Hilton... la verdad es que estuvo divertido y nos reímos bastante. Como en todo el viaje que ha sido de película. Estoy seguro de que volveremos y no dentro de mucho.
Aviso a navegantes: este viernes noche promete. Mi abuelo Benito celebra su cumpleaños en una cena-baile con orquesta a la que asistiremos toda la familia. Puede pasar cualquier cosa. Prometo fotos impactantes.