
Así comienza una de las canciones más aclamadas durante el concierto de Kylie Minogue en Madrid. Y así nos sentimos las miles de personas que disfrutamos del espectáculo... incapaces de expresar con palabras lo que se expresa bailando. Fueron 3 horas llenas de luz, baile y escenarios con barcos, calaveras y estrellas.
El hada verde de "Moulin rouge", que parece una muñequita frágil e intocable, se quedó encantada con el público español. La cantante australiana lo dio todo en el palacio de los deportes y, como no, el palacio lo dio todo con ella. La verdad es que es impresionante la capacidad artística que transmite; y es admirable ver como se mueve una mujer ya entrada en los 40 y que acaba de superar un cáncer.

Con la música de Kylie, mi compañera de viaje y yo empezamos el verano. Entre canciones y ovaciones nos desentendimos por unas horicas del día a día y vivimos un martes loco que nunca olvidaremos.
A ver si vamos más de concierto a dar palmas, silbar, botar y sentir la música en su máxima expresión. Que el cuerpo necesita de vez en cuando la fiebre del lenguaje corporal y vocal de una estrella como Kylie Minogue.