Viajar...
Ya no hay vuelta atrás. Tengo los días contados para volar del sur al norte y del norte al sur. Para soñar y regresar a dos de mis rincones favoritos del mundo.
Tengo los días contados para contemplar de nuevo la majestusidad de El Cairo y la infinidad de Manhattan. Días contados para surcar las aguas del Nilo y las calles de Manhattan. Para que mi mirada se pierda entre la altura de los rascacielos y la inmensidad del desierto. Días contados para montar en taxi y en camello. Para comer hamburguesas y beber té de menta, subir al Empire State y descender por los pasadizos de una pirámide. Navegar en barco por río y mar. Contemplar la estatua que inspira libertad y adentrarme en los templos que la dan.
Tengo los días contados para visitar a la civilización más antigua de la tierra y a la más moderna. Para enamorarme de nuevos, monumentos, gentes, parques, calles y rincones. Para pasar horas y horas metido en un avión, respirar diferentes aires y pisar tres continentes diferentes. Tengo los días contados para vivir 20 días de cine. Tengo los días contados para ponerme el mundo por montera. Viajar...
viernes, 30 de mayo de 2008
viernes, 23 de mayo de 2008
EN BUSCA DE LA FELICIDAD
Caminante no hay camino se hace camino al desear. Y en busca de un deseo y con la mochila a las espaldas, los cuatro fantásticos subimos el monte donde hay clavadas dos cruces en busca de la felicidad.
No soplamos velas, las encendimos. Y juntos, como siempre en lo que realmente importa, pasamos una mañana inolvidable a la que luego se unieron las dos niñas del clan. Nunca unos churros y un montadito de tortilla me han sabido mejor. Y es que cuando la compañía es buena los pasos en el camino son más ligeros. Las cuestas tienen menos pendiente y la vida huele mejor. Sin lugar a dudas, la felicidad se siente cada vez más cerca. Espero que el próximo mayo sigamos todos los fantásticos andando juntos y que seamos más en el camino. Hasta el año que viene Navahonda.
No soplamos velas, las encendimos. Y juntos, como siempre en lo que realmente importa, pasamos una mañana inolvidable a la que luego se unieron las dos niñas del clan. Nunca unos churros y un montadito de tortilla me han sabido mejor. Y es que cuando la compañía es buena los pasos en el camino son más ligeros. Las cuestas tienen menos pendiente y la vida huele mejor. Sin lugar a dudas, la felicidad se siente cada vez más cerca. Espero que el próximo mayo sigamos todos los fantásticos andando juntos y que seamos más en el camino. Hasta el año que viene Navahonda.
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