martes, 26 de febrero de 2008

CINEMA PARADISO

Pocas palabras para un tiempo en el que no brotan con facilidad ni las frases ni las ideas. Tal vez sea el cansancio o la rutina. No lo sé. Pero me cuesta escribir incluso sobre la cita más importante del cine, mi pasión. Por eso incluyo por aquí muchas fotos de la la 80ª Ceremonia de los Oscars que llenan los huecos que dejan las palabras y dejan ver todo el glamour que tienen los Oscars.



En la noche de los sueños, en la noche de las estrellas, hubo una que brilló más que ninguna. El “nuevo cómico español” resplandeció en una alfombra roja invadida por vestidos negros y elegancia. Sin ninguna duda, Bardem se ha convertido en el nuevo rey de Hollywood. Un monarca que dedicó su premio a su reina, su madre. Una mujer de los pies a la cabeza y con una personalidad arrolladora que seguro impresionó a la meca del cine. Bardem, procedente de una estirpe de vidas dedicadas al cine, como enunció en su discurso de agradecimiento, te puede gustar o no; pero lo que todo el mundo debe admitir es que es uno de los mejores actores del mundo.

Se merece su oscar. Y se merece vivir rodeado del lujo y el glamour que viste Los Ángeles. Se merece una estrella en el paseo de las mismas, se mereció su globo de Oro, se merece trabajar con Scorsese y haber trabajado con Woody Allen. Se merece tener al lado a una mujer como Penélope Cruz (la más elegante de la noche) y se merece tener a todo un país de su lado viendo como uno de los suyos cumple un sueño inalcanzable: tocar las estrellas con la yema de los dedos.










jueves, 14 de febrero de 2008

EL DÍA DE LOS ENAMORADOS

Hoy es el día de los enamorados. El día de todos aquéllos que aman a pesar de los peros. El día de los enamorados de sus amantes con sus pros y sus contras, con los problemas y los abrazos, con la tristeza y con la alegría, en la riqueza y en la pobreza, en la vida y hasta la muerte. Hoy es el dia de los que quieren a su amor con limón y sal.

Tengo que confesar que a veces

no me gusta tu forma de ser

luego te me desapareces

y no entiendo muy bien por qué

no dices nada romántico cuando llega el atardecer

te pones de un humor extraño con cada luna llena al mes.

Pero a a todo lo demás le gana lo bueno que me das

sólo tenerte cerca siento que vuelvo a empezar.

Yo te quiero con limón y sal,

yo te quiero tal y como estás,

no hace falta cambiarte nada,

yo te quiero si vienes o si vas,

si subes y bajas y no estás

seguro de lo que sientes.

Tengo que confesarte ahora

nunca creí en la felicidada

a veces algo se le parece,

peroes pura casualidad.

Luego me vengo a encontrar con tus ojos y me dan algo más

solo tenerte cerca sientoque vuelvo a empezar.

Yo te quiero con limón y sal,

yo te quiero tal y como estás,

no hace falta cambiarte nada,

yo te quiero si vienes o si vas,

si subes y bajas yno estás seguro de lo que sientes.

Solo tenerte cerca

siento que vuelvo a empezar...

miércoles, 6 de febrero de 2008

AL FINAL DE LA ESCALERA

Hay imágenes que se quedan grabadas a fuego en nuestra mente. Hay recuerdos que intentas olvidar pero te persiguen a lo largo de toda tu vida como un perro que quiere jugar. No recuerdo qué cené el lunes pasado pero en mi mente siguen vivas algunas secuencias como si hubieran ocurrido hace cinco minutos. Son momentos que causan tal impacto a los inocentes ojos de la infancia que, supongo, acompañarán a la mirada que les contempló hasta el último parpadeo. Recuerdo como si aún estuviera allí el momento en el que mi madre nos dijo a mi hermano y a mis cinco años que su abuela, nuestra abuela Aurora, se había ido para siempre. Ellos lloraron abrazos en el suelo mientras yo, de pie, e impasible contemplaba perplejo y algo asustado aquel instante tan triste. Otro recuerdo que de vez en cuando y, sin quererlo, me viene a la memoria es el momento en que en un día de agosto del 88, dos tricornios asomaron por la puerta del jardín de la casa de mis veranos y preguntaron por mi padre. No puedo borrar de mi retina la cara que se nos quedó a mis padres, mi hermano y a mí cuando supimos que su cometido era el poner en manos de mi padre un telegrama escrito por mi tía y que decía que mi tío había tenido un grave accidente de coche.

Son instantes, décimas de segundo de miedo, impacto o incomprensión que siempre estarán conmigo. Aunque mal de muchos, consuelo de tontos. Sé que todos tenemos al final de la escalera de nuestra psique este tipo de imágenes que nos han impactado de niños y que siempre estarán con nosotros. Y lo bueno es que además de los malos recuerdos también, sin ton ni son y de vez en cuando, vienen nítidas y transparentes, bonitas imágenes que espero no olvidar jamás. A veces, viene a mi memoria la imagen que nos retrata a mi abuela Aurora, su bata azul, a mí, a mi merienda y a mis pequeñas piernas que no llegaban a colgar del sillón, viendo la tele en el salón de casa. También recuerdo el instante en el que una noche de un verano cualquiera me quedé dormido con la mayor paz del mundo apoyado en el camisón azul cielo y vaporoso que vestía a mi madre. Y en ocasiones tengo otro recuerdo en el que veo millones de estrellas que protagonizan un cielo completamente despejado. Bajo la mirada y me veo a hombros de mi padre bajando a las fiestas del pueblo. Quizá nunca logre estar tan alto. Son momentos como flashes que vienen de repente a mi cabeza, crean desconcierto en mi mente y olvido hasta que vuelvo a recordarlos. Compartirlos al convertirlos en palabras los hacen libres. Espero que así, los recuerdos que me impactaron de una forma u otra cuando era niño conozcan otros rincones que no sean del final de mi escalera.