Pocas palabras para un tiempo en el que no brotan con facilidad ni las frases ni las ideas. Tal vez sea el cansancio o la rutina. No lo sé. Pero me cuesta escribir incluso sobre la cita más importante del cine, mi pasión. Por eso incluyo por aquí muchas fotos de la la 80ª Ceremonia de los Oscars que llenan los huecos que dejan las palabras y dejan ver todo el glamour que tienen los Oscars.
En la noche de los sueños, en la noche de las estrellas, hubo una que brilló más que ninguna. El “nuevo cómico español” resplandeció en una alfombra roja invadida por vestidos negros y elegancia. Sin ninguna duda, Bardem se ha convertido en el nuevo rey de Hollywood. Un monarca que dedicó su premio a su reina, su madre. Una mujer de los pies a la cabeza y con una personalidad arrolladora que seguro impresionó a la meca del cine. Bardem, procedente de una estirpe de vidas dedicadas al cine, como enunció en su discurso de agradecimiento, te puede gustar o no; pero lo que todo el mundo debe admitir es que es uno de los mejores actores del mundo.
Se merece su oscar. Y se merece vivir rodeado del lujo y el glamour que viste Los Ángeles. Se merece una estrella en el paseo de las mismas, se mereció su globo de Oro, se merece trabajar con Scorsese y haber trabajado con Woody Allen. Se merece tener al lado a una mujer como Penélope Cruz (la más elegante de la noche) y se merece tener a todo un país de su lado viendo como uno de los suyos cumple un sueño inalcanzable: tocar las estrellas con la yema de los dedos.