
Estas dos últimas semanas han sido como los picos de los Alpes. Cada día era una montaña y yo un alpinista que subía y bajaba, subía y bajaba... Han sido 15 días llenos de altibajos, de contrastes, de alegrías y penas, de sonrisas y lágrimas.
Todo empezó a ir mal cuando se comenzó a rumorear que mis compañeros y yo nos quedábamos en el paro por la ya habitual deshumanización de la empresa en la que trabajo. En Telecinco parece que es más importante la cantidad que la calidad y el dinero que las personas. Los rumores, cada vez más fuertes, se hicieron realidad y provocaron alguna lágrima y ninguna sonrisa.

Haciendo balance de estos más de dos años me quedo con lo bueno; y lo bueno son las personas que he tenido el placer de conocer, los amigos que he hecho, lo mucho que el jefe ha luchado por nosotros y lo mucho que he aprendido como profesional y como persona. Voy a echar de menos las rutinas diarias y a mis compañeros. Pero estoy seguro que nos encontraremos de nuevo en alguna escalada... ¡nos quedan aún tantas cimas que alcanzar!
Pero la suerte me ha cogido de la mano y me ha traído un trabajo de cine. No puedo dejar de dar las gracias a quien lo ha hecho posible. Como la bruja con su mismo nobre, movió su nariz e hizo magia. Me voy con la mejor compañía que podría tener. Seguro que en este nuevo proyecto curraremos mucho, nos enfrentaremos a nuevos retos y pasaremos momentos inolvidables.

Como se dice, el sol siempre vuelve a salir. Todo lo que sube baja y todo lo que baja acaba subiendo. Supongo que la vida es así y hay que acostumbrarse. Pero cuesta. Cuesta mucho.
Por cierto, sé lo que hicistéis la última semana........... pero esa es otra historia.