jueves, 29 de junio de 2006

LA PLAYA


Ni yo soy Leonardo di Caprio ni esta playa está en Bangkok. Pero vamos, nada que envidiar señores. Qué bien sienta descansar unos días. Y mejor aún si es en la playa. Y qué decir si es en Ibiza.
La Patricina y yo nos hemos marcado una escapadita para conocer la isla y visitar a Alicia y Antxon (los cuñaos). Llevan allí unos tres meses viviendo y ya están hechos unos ibicencos totales. Al volver a Madrid teníamos una cara totalmente diferente a la que nos llevamos a las Baleares. Se nos ha quitado la ojera y la palidez madrileña porque hemos tomado el sol, nos hemos dado unos bañitos impresionantes, hemos comido como reyes y, sobre todo, hemos descansado.

Lo mejor del viaje:

a) Formentera, su paz, su faro, su agujero con vistas al mar, sus playas de arenas blancas y aguas cristalinas, sus tranquilas gaviotas, sus lagartijas azules y su moto.

b) Esa pedazo de moto necesita un reconocimiento aparte. La alquilamos nada más bajar del barco que cogimos en Ibiza. Nos llevó de una punta de Formentera a la otra y de ésta a otra por sólo 3 euros de gasolina. La cogimos mucho cariño... y eso que habría que habernos visto subidos en ella con el casco a presión y a 30 por hora. Era una sensación rara; no podíamos evitar conducirla con una sonrisa en la cara. Nos dio mucha pena dejarla otra vez para que al día siguiente la alquilara otra parejita. Aceptamos moto como regalo de bodas.

c) Las cenas ricas, ricas y con fundamento que nos hacía Antxon en casa.

d) La fideua que nos zampamos al lado del mar.... y al lado de Massiel que, por cierto, no gana al natural en absoluto.


e) La fiesta de Celestino; su sangría y sus buñuelos. Celestino es un paisano de Ibiza con 80 años que está luchando para que se hagan mejoras en Talamanca, la zona donde vive. Como Alicia y Antxon son vecinos del barrio nos pasamos por su fiesta – guateque. Muy reseñable la orquesta o, más bien, el hombre orquesta que tocó éxitos de rabiosa actualidad como la lambada o la cucaracha.

f) La noche de San Juan en San Juan.

Vamos, que el viajecito ha estado estupendo. A ver si repetimos en septiembre. Nos daba mucha pereza regresar a los madriles y a su rutina. Pero a la vez cogimos el avión llenos de ilusión y emoción porque estábamos a pocas horas de tener las llaves de nuestro piso. Nunca mejor dicho volvíamos a casa.

miércoles, 21 de junio de 2006

LA FAMILIA Y UNO MÁS


Es ley de vida: después de una boda viene un bautizo. Éste es Alejandro y ayer, además de ser bautizado, cenó con sus padres, sus tíos, sus primos, sus abuelos, sus tíos abuelos y sus bisabuelos. Fue el bautizo de las 5. Y no me refiero a la hora sino a que nos juntamos cinco generaciones de la misma familia y, además, el chiquitín pudo estar con sus cinco bisabuelos. Menuda suerte.
La Patricina y yo llegamos tarde porque me perdí por Móstoles... siempre me pierdo. Cuando mi prima Belén se puso de parto fuimos a otro hospital. Nos dimos cuenta cuando mi madre nos dijo por teléfono que estaban en la tercera planta y el hospital en el que estábamos tenía sólo dos... ¡muy fuerrrrrte!
El domingo, para no perder las buenas costumbres, nos perdimos (valga la redundancia) y acabamos en otra iglesia. Tras preguntar a seis mil personas como llegar a la parroquia en cuestión y recorrer medio Móstoles llegamos a la presunta Iglesia en la que, por supuesto, no había ni Perry. No quiero recordar el chasco que nos llevamos cuando esperando encontrar en la puerta a toda la familia, vimos sólo a una barrendera medio yonqui que no sabía ni donde estaba ella. Le preguntamos al cura de la presunta (como dice Belén Esteban) y tampoco nos supo decir donde estaba la Iglesia. Cogimos otra vez el coche y justo antes de volvernos locos encontramos a una mujer enviada desde el cielo que nos dijo que la siguiéramos. No quiero ni pensar la cara de tolilis que nos debió de ver para ayudarnos de esa manera. La señora nos dejó en la puerta de la Iglesia y desapareció.Estimada amiga mostoleña: allá donde estés (seguramente en Móstoles) ¡MIL GRACIAS!
Dejando a un lado mi inexistente sentido de la orientación, repito que cinco generaciones de la misma familia nos sentamos a la mesa del convite. En ella nos reímos mucho e hicimos apuestas sobre cual será el próximo acontecimiento familiar; por unanimidad ganó la paternidad de los churros, o lo que es lo mismo, de mi hermano y Estefanía (¡hacedme tío Fandanguines!).
Nos inflamos a tortilla, jamón, calamares, queso, conejo, tarta... e hicimos mil brindis por Alejandro y para que esa mesa a la que estábamos sentados se haga cada vez más larga.
Lo que está claro es que grande o pequeña, toda la familia vamos a cuidar del pequeñajo y a estar a su lado para lo bueno y para lo malo. Al fin y al cabo para eso está la familia, ¿no?.
Sé muy feliz Alejandro.

LA FAMILIA Y UNO MÁS II


La madre.


El trío la la la.


Los que se perdieron.


Los futuros padres (según apuntan
todos los pronósticos).

martes, 20 de junio de 2006

MI GRAN BODA GRIEGA


O mejor dicho "Mi gran boda helena". ¿Por qué? Pues porque se nos ha casado la Helen (ETT para los amigos).
Como decía el video que le proyectamos en el agapito (qué gran palabra: “agapito”), ETT pasa a ser indefinida. Seguro que su nuevo puesto será para toda la vida y que junto a Samuel va a seguir siendo tan feliz como hasta ahora. ¡Vivan los novios!
La boda fue genial; una amena ceremonia con coro rociero (Padre nuestro y olé) y una cena estupenda que acompañaron a ese peacho de encuentro de amigos de la facultad. Tras mucho tiempo sin verles, uno se da cuenta de lo importante que es mantener la amistad con ellos. Juntos hemos pasado días eternos, noches inolvidables, nervios, aprobados, suspensos, cañas, lloros, bailes, cantes, risas y, sobre todo, muuucho cachondeo. El sábado compartimos carcajadas (como siempre) y el deseo común de que nuestra ETT sea todo lo feliz que se puede ser. La novia iba muy guapa.... ¡y nosotros también!. Por desgracia no me pude quedar al baile porque al día siguiente tenía el bautizo de mi nuevo primito, pero esa es otra historia.